Porno de la nona

Cuando era preadolescente, en el despertar de mi homosexualidad, mi abuela -previendo mi futura salida del clóset y para persuadirme de lo contrario, supongo- me regala unas revistas eróticas de señoritas de principio de 1900 que pertenecían a mi bisabuelo, guardadas celosamente por más de 50 años en algún lugar recóndito de la casa. Siempre las guardé como una joyita familiar de señoritas regordetas en topless sin sexo en la entrepierna. Hoy más de 25 años después de esto y con la nona ya en mis dulces recuerdos, retomo y cuestiono, en esta obra temas de diversidad, sexo y género, y la mirada de una familia conservadora de un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires, sin registros de homosexuales en el árbol genealógico, pero con el porno guardado debajo de la cama, tapado y fuera del alcance de las miradas externas.